top of page

LA CARTA Y LA ESCRITURA

Bibiana Rojas Gómez 

En esta sección encontrará varios artículos de investigación

Pel%C3%ADculas%20y%20TV%2015_07_2020%205_09_10%20p.%20m._edited.jpg

LA IMAGEN Y EL SONIDO COMO ESCRITURA 

Anunciaba Alexander Asturc hace ochenta años: “En el futuro cuando las cámaras reemplacen a los bolígrafos, cuando las computadoras editen filmes en vez de textos, probablemente será esa la manera como escribiremos y daremos forma a nuestro pensamiento” (Asturc, 1989). Podríamos asumir, sin miedo a exagerar, que estamos, desde hace un tiempo, en el futuro que pronosticó Asturc en el año 1948. El video es un lenguaje tan amplio y complejo como la escritura, actualmente escribimos y leemos imágenes y sonidos casi a diario. 

 

El ensayo audiovisual ha llegado a expandirse como forma de escritura audiovisual, no solo dentro de la crítica y la creación artística, sino desde videos empíricos creados para plataformas como youtube o vimeo. La escritura con imágenes y sonidos es una forma poderosa de comunicar ideas y dejar impresiones sobre el mundo, Jean Luc Godard, otra referencia fundamental para pensar la experiencia de escritura dentro del cine y el video, pensaba el cine  como una forma de pensamiento original que estaría a medio camino entre la filosofía, al ciencia y la literatura , esa forma que piensa, al ser tan amplia puede expandirse no solo para trabajar con reflexiones propias sobre el mundo, lo que sería un ensayo propiamente dicho, sino que, ese pensamiento original puede ser potencialmente comunicable y expansible a un otro, a proyectos que involucren valores de reciprocidad, intercambio y comunicación, como la carta. 

 

Pensemos entonces en la carta como objeto, partiendo de la etimología de la palabra que significa: papel o pergamino, es decir, y en todo caso, texto, “material que tiene un mensaje explicitado por la escritura” (Ávila, 2004. 4). Se infiere entonces de esa etimología que el objeto carta está completamente atado con el mensaje. Aspectos que tienen que ver con el objeto en sí, es decir: la escogencia del papel, la técnica de escritura (si es por computadora o con caligrafía),  la forma en que se dobla el papel y el tipo de sobre, son  decisiones son fundamentales que hablar acerca del  tipo de correspondencia, por ejemplo se podría inferir que se pone más empeño en estos elementos cuando existe un afecto mayor. 

El género epistolar surge de una comunicación real o ficcional, que implica un contexto en el que los destinatarios se encuentran en ausencia y a menudo a una distancia considerable (Krasniqi, 2016. 29) esto quiere decir que entre quien escribe la primera misiva y el que la recibe existe un desfase temporal y espacial que la carta ayuda a sanear. Por medio de la escritura se establece un deseo de conexión, una intención directa de registrar y comunicar acontecimientos, pensamientos o emociones. Estos actos discursivos realizados por medio de la escritura producen un mensaje que lleva implícito ciertas estrategias textuales que tienen que ver con el estilo, la estructura de los acontecimientos narrados y las estrategias retóricas que cada quien usa para comunicarse. Una unidad en la que se dialoga ,un objeto tangible que viaja en el cual se produce un encuentro, proponiendo temáticas en común y  por consiguiente un intercambio a través de ese objeto tangible que viaja. 

 

Ese valor de la carta como objeto se ha perdido por las implicaciones de la comunicación rápida y fácil que proponen las redes sociales, se escribe como se habla en estos medios dada su inmediatez y la interfaz ya programada para que así sea.  Se sabe en qué momento el otro leyó el mensaje y se plantean interacciones complejas acerca del tiempo de respuesta. La escritura como pensamiento que toma tiempo y necesita de encontrar las palabras adecuadas se ha diluido con la virtualización de la comunicación. La acción de compartir ahora parece ser colonizada por el capitalismo que promueve un individualismo y narcisismo extremo, como dice Enrique Fibla en sus estudio sobre cine epistolar: imaginación y política de intercambia estético, estas redes sociales traen consigo una primera idea de una utopía digital en donde todo puede ser intercambiado al instante. La carta, y en el caso de este estudio, la video carta, sería entonces una forma de reapropiarse de conceptos como intercambiar y compartir, evitando que se conviertan en meros instrumentos de poder (Fibla, 2014; 208). 

 

La video carta, de la manera en que propone Fibla, sería una forma contemporánea que negocia entre las posibilidades estéticas y temporales de la carta como objeto y una comunicación que se genera desde la virtualidad o lo digital. Las video cartas aunque no son un objeto tangible perse, si involucran un tratamiento de  imágenes y sonidos, elementos estéticos que implican un trabajo y una dedicación. En ese sentido, el factor tiempo y matérico vuelve a tomar un valor fundamental, como en la carta escrita, el tiempo que se tarda la realización de la carta desde la grabación, la escogencia del material y la edición, sumado al tiempo de respuesta que por supuesto nunca es inmediato, hacen que en efecto, la video carta pueda pensarse como una forma de comunicación epistolar cercana a la carta como objeto. 

 

Escribirle a alguien con imágenes y sonidos se convierte es un espacio identitario y simbólico, subjetivo y memorístico, que evidencia la necesidad de contarse a un otro, (Monterrubio, 2019. 441) y que sería entonces, una pieza en sí misma, que para que tenga valor debe ubicarse en el lugar del intercambio. Las video cartas se construyen entonces desde el deseo de comunicar a un otro y con esto generar reciprocidades estéticas, políticas e imaginativas y de experiencias, creando afinidades pero también poniendo en evidencia divergencias.

 

***

 

En el 2006 el centro de cultura de Barcelona gestiono el proyecto Todas las cartas correspondencias fílmicas, donde cinco parejas de cineastas, mantuvieron comunicación epistolar durante un tiempo prolongado. Si bien es cierto que antes de este proyecto existieron otras referencias de video cartas en el cine, al involucrar varias formas y autores diversos, este proyecto tuvo un gran peso y  posibilitó una expansión mayor al formato. En palabras del curador de la exposición, Jordi Balló, “el proyecto estaba inspirado por la vocación de crear afinidades, tanto desde la convergencia como la divergencia” (Balló, 2011: 15). Cada pareja determinaba la ruta que se debía seguir, en algunos casos la correspondencia se desarrolló por largo tiempo y se generaron varias entregas, como es el caso de: José Luis Guerin  y Jonas Mekas (9 cartas); Isaki Lacuesta y Naomi Kawase (7 cartas); y Fernando Eimbcke y So Yong Kim(5 cartas). En otros casos lo que se construyó, más que un intercambio epistolar, fueron piezas con ciertas correspondencias estilísticas o juegos estéticos entre ambos personajes, pero no se adentraron a crear una relación a largo plazo con el otro, tal es el caso de; Jaimes Rosales y Wang Bing; y Albert Serra y Lisandro Alonso. 

 

El proyecto se interesó en involucrar a cineastas que tuvieran voluntad por la experimentación, que fueran capaces de ignorar las fronteras autoimpuestas por el medio cinematográfico (ficción-documental, analógico-digital, pantalla pequeña-grande, cine-arte etc.). Muchos de los participantes eran considerados directores híbridos, capaces de moverse entre los márgenes de diversos medios expresivos (Fibla, 2014. 212) esto era fundamental para pensar un proyecto donde la reciprocidad de lo sensible pudiera darse siendo esta una de las principales carácteristicas de la correspondencias, poder generar conexiones emocionales con los cineastas que permitieran generar miradas en común. 

 

Desde la experiencia individual que es compartida y luego expuesta, se reflexiona sobre el concepto de comunidad, siendo este compartir de ideas el espacio en donde se enriquece el imaginario colectivo, es decir, el sujeto se pone el lugar de lo común al escribirse con un otro. Lo formal depende de lo individual pero se va transformando mientras la correspondencia ocurre, lo que antes era subjetivo se expone ante un otro y se vuelve común. El formato carta  se convierte necesariamente en una mediación de ideas entre dos personas gracias a la interacción que se genera en la correspondencia, como dice Balló, en  la divergencia y la convergencia de ideas con el otro, construir reflexiones pensando lo común sin caer lo absoluto de local ni en la indiferencia de lo global, (Innerarity, 2012: 148), sino buscando mediaciones. Estas mediaciones son posibles bajo el formato de documentar lo cotidiano para llevarlo al lugar de lo poético, la poesía de lo cotidiano como se propone por ejemplo en las correspondencias de José Luis Guerin y Jonas Mekas. El primero retratando un viaje y buscando una imagen desde su condición de viajero a su Friend in cinema.  

 

Querido Jonas

 

Estoy rumiando su cartas en un bar de estación de tren, en el bar restaurant de la Gare du lyon. He pedido una copa de vino que brindó a su salud, e intentaré seguidamente capturar para usted algún reflejo interesante en la puerta giratoria que tengo en frente.

 

El cine de Guerin se ha caracterizado por buscar en los reflejos, en las sombras, en la luz que aparece y desaparece, imágenes documentales que se vuelven poéticas. Estas búsquedas se las ofrece a su corresponsal Jonas, ya no las captura pensando meramente en su gusto, está buscando una imagen para el después de brindar a su salud. La subjetividad entonces se dispone en comunidad, y así, se documenta para imaginar en común. 

 

El primer impulso de Mekas en la respuesta también tiene un gesto documental simple, la imagen que vemos en principio es la  vista desde ventana en invierno, esta vista la acompaña la  canción Tiger Mountain peasant song de la banda Fleet Foxes, cuya letra resuena junto con el eco del espacio donde se escucha: 

 

Through the forest                                            A través del bosque

Down to your grave                                          Bajando hasta tu tumba

Where the birds wait                                      Donde los pájaros esperan

And the tall grasses wave                              Y la hierba alta se agita

They do not                                                        Ellos no

Know you anymore                                           Te conocen más

 

En ese momento Mekas introduce su voz agradeciendo por la carta de José Luis y haciendo un gesto que es muy usual en sus películas diario, dar una guia con su voz por la posibles imágenes que vamos a ver, una guía en la voz para abandonarnos luego con las imágenes de su cotidianidad.  

 

Intentaré ofrecer algunas impresiones sobre mi vida desde que recibí tu carta, tú dices algo sobre mis películas como una reacción a la vida que me rodea, lo son y no lo son. Quien sabe, obsesiones, reacciones, memorias, participación en lo que está pasando ahora mismo frente a mi… Solo las musas saben.

 

Una vez más una acción subjetiva se transforma en pro de la construcción en conjunto, la respuesta se genera gracias a un primer gesto que se documenta. Esta correspondencia entre dos es un intercambio íntimo pero no privado, no se basa únicamente en el trueque de lo íntimo, sino también en una visión del mundo como espacio abierto a múltiples conexiones, en este caso a través de lo audiovisual. La correspondencia adquiere entonces una dimensión política como ejercicio de imaginación comunitaria (Fibla, 2014. 217) a sabiendas que las cartas en efecto tienen un destinatario en específico, se construyen las frases-imágenes para un otro y la  interacción, que en un principio se funda en algo meramente personal se transforma con la  intención de exponerlas frente a otros y volverlas cine,  expandiendo así la subjetividad. 

LA RECIPROCIDAD DE LO SENSIBLE 

El proyecto Todas las cartas del 2006 ha sido gran inspiración para que varios realizadores piensen en el formato carta como método de creación y como forma de trabajo en colectivo. Un ejemplo cercano a mi experiencia a este tipo de réplicas es Video letters dirigido por Cecilia Traslaviña, que en el año 2019 propuso una correspondencia entre artistas colombianos y austriacos para la residencia que ganó en la Academia de Artes de Viena. Ella contactó a algunos colegas y amigos que se encontraban en Bogotá que crearan una video-carta dirigida a un artista desconocido de Viena, dentro de estos colegas me encontraba yo que sigo siendo parte del proyecto hasta el día de hoy. 


Cecilia acá actúa como mensajera y corresponsal, por un lado ella es ella la encargada de hacer que las cartas lleguen a sus destinatarios y de buscar esa primera correspondencia entre uno y otro. Los artistas no se conocen entre sí pero ella intuye algunas afinidades creativas que pueden 

hacer que la correspondencia fluya, esto en algunos casos funciona muy bien,  pero en otros es más complicado,  ya que no depende únicamente de sus criterios sino de la conexión real que se puede generar desde la primera misiva. Cecilia señala que una de las singularidades del trabajo es precisamente la no certeza de la respuesta, una primera misiva es enviada a un alguien que no se conoce y puede generar una conexión o no, solo el tiempo lo dirá. 

 

Así describe Cecilia la cuestión de la primera escritura y la respuesta en las video-cartas. 

Los video-artistas se toman el tiempo entre una video-carta y otra, sacan tiempo de su vida cotidiana por lo que la experiencia está atravesada por la zozobra, lo que recuerda las correspondencias antes de que llegara el Internet, la gente se tomaba su tiempo para responder a lo que se sumaba otro factor, la incertidumbre de si la misiva se perdería durante el trayecto. De manera similar opera esta video-correspondencia, en contravía de la inmediatez del tiempo contemporáneo, privilegia la concentración que exige la creación. Los artistas se toman el tiempo para dedicarlo a la experimentación con la imagen creada para otro, para otros que luego verán este intercambio y se involucraron en ese ir y venir de imágenes que recuerdan el mensaje en la botella que puede llegar a las manos de alguien o permanecer en el vaivén del tiempo por siempre.

Esta idea de pensar en la correspondencia audiovisual como un mensaje en la botella viene de un texto de Asier Aranzubia Cob que al hablar de la correspondencia de Víctor Erice y Abbas Kiarostami profundiza sobre cómo la correspondencia audiovisual podrá asemejarse a la imagen de una botella flotando en el mar,  y es que a diferencia de lo que sucede con esas cartas que acostumbramos a echar al buzón (dirigidas, casi siempre, a un destinatario específico) los mensajes que portan las botellas, al igual que las diez piezas digitales que han nacido del proyecto de correspondencias fílmicas, no buscan un único destinatario. (Aranzubia, 2011. 46), están en constante navegación para buscar otros receptores y son tiradas al mar sin saber en qué deparará su destino final.  

 

Ejemplificando la metáfora del mensaje en la botella, podemos examinar mi experiencia con el proyecto Video-Letters. La primera carta que envié en diciembre de 2018 no obtuvo respuesta destinataria origina escogida por Cecilia Traslaviña (Figura.1), embargo y al no tener certeza de quién era, ni al conocerla previamente, la carta quedó abierta y en efecto se convirtió en una botella lanzada al mar, dirigida a quien quisiera responder. Al final de la residencia hubo una exposición de las cartas en Viena y una de las asistentes, Sabine Groschup, encontró mi carta y la botella por fin pudo ser abierta, leída y correspondida. En la actualidad somos la única pareja del proyecto que continúa escribiéndose, llevamos once video cartas que se han interrogado desde distintos lugares por el tiempo, la ausencia, los viajes, los reflejos y el movimiento.

En el caso de las correspondencias fílmicas planteadas por el CCB cada artista que iniciaba la correspondencia había escogido con qué cineasta quería entablar el diálogo, bajo la premisa que esto garantizaría un gusto en común, una admiración o una reciprocidad en los temas a tratar. Sin embargo esta escogencia no tuvo que ver necesariamente con lo que ocurriría a posteriori de la primera carta, podría funcionar o no a largo plazo y es notable distinguir como efectivamente en unos casos el intercambio fue mayor y más prolongado, que sostengo, es un indicio para poder hablar de verdaderas reciprocidades, quienes entablaron una conversación más larga en la correspondencia lograron profundizar en ideas, descubrir temas en común, recordar juntos, en definitiva, lograr una reciprocidad desde lo sensible. 

 

Tomando como ejemplo las correspondencias fílmicas del CCB y experiencias propias en el desarrollo de proyectos colaborativos con este formato, propuse un ejercicio práctico dentro de la clase ensayo audiovisual, el ejercicio obtuvo resultados interesantes y al conocer el proceso de cada estudiante detecté que ofrecía posibilidades creativas para personas que estaban formándose como artistas, sin embargo al ser un ejercicio de clase la limitante del tiempo hacía que los ejercicios quedarán a medias, por lo que decidí no continuar con esta práctica dentro de la clase.  Recientemente y dado el aislamiento social que se impuso por el Covid19, decidí retomar el ejercicio de las cartas no solo en el curso de ensayo audiovisual, también en el curso de video básico que está enfocado a estudiantes de primeros semestres, con el fin de buscar otras formas de comunicación desde espacios virtuales. Los resultados de los estudiantes fueron muy satisfactorios, ya que encontraron en esta forma de creación una manera de entablar diálogos con otros compañeros a pesar de la distancia y dado que el tiempo de adaptación de las clases fue mayor, fue posible que los ejercicios fueran más extendidos y recíprocos. 

Dentro del ejercicio y experimentando con los posibles encuentros y métodos de creación  dejé en algunos casos que ellos mismos escogieran con quien querían realizar las cartas, fuera por intuición o por una afinidad por conocerse previamente. Valentina Bautista y Luisa Roa, estudiantes de artes visuales y quienes llevan un proceso similar en la carrera, ambas en tesis trabajando el ensayo audiovisual como resultado final de esta, realizaron una correspondencia con el fin de buscar salidas al estancamiento creativo que vivían no sólo por la presión de la tesis, también por la crisis del encierro, que había alterado por completo su su rutina y sus planes con la producción de su película. En su video carta (Figura 2) desarrollaron un método para confluir, desde la ficción de su ventana, para verse en la distancia, imaginando así posibles encuentros fuera  y dentro de la pantalla en un mundo donde eso ya no era posible.  La video carta les permitió compartir experiencias en común dentro del encierro y jugar buscando estrategias que ayudaron también a procesos creativos individuales.  

En el caso de las correspondencias fílmicas planteadas por el CCB cada artista que iniciaba la correspondencia había escogido con qué cineasta quería entablar el diálogo, bajo la premisa que esto garantizaría un gusto en común, una admiración o una reciprocidad en los temas a tratar. Sin embargo esta escogencia no tuvo que ver necesariamente con lo que ocurriría a posteriori de la primera carta, podría funcionar o no a largo plazo y es notable distinguir como efectivamente en unos casos el intercambio fue mayor y más prolongado, que sostengo, es un indicio para poder hablar de verdaderas reciprocidades, quienes entablaron una conversación más larga en la correspondencia lograron profundizar en ideas, descubrir temas en común, recordar juntos, en definitiva, lograr una reciprocidad desde lo sensible. 

 

Tomando como ejemplo las correspondencias fílmicas del CCB y experiencias propias en el desarrollo de proyectos colaborativos con este formato, propuse un ejercicio práctico dentro de la clase ensayo audiovisual, el ejercicio obtuvo resultados interesantes y al conocer el proceso de cada estudiante detecté que ofrecía posibilidades creativas para personas que estaban formándose como artistas, sin embargo al ser un ejercicio de clase la limitante del tiempo hacía que los ejercicios quedarán a medias, por lo que decidí no continuar con esta práctica dentro de la clase.  Recientemente y dado el aislamiento social que se impuso por el Covid19, decidí retomar el ejercicio de las cartas no solo en el curso de ensayo audiovisual, también en el curso de video básico que está enfocado a estudiantes de primeros semestres, con el fin de buscar otras formas de comunicación desde espacios virtuales. Los resultados de los estudiantes fueron muy satisfactorios, ya que encontraron en esta forma de creación una manera de entablar diálogos con otros compañeros a pesar de la distancia y dado que el tiempo de adaptación de las clases fue mayor, fue posible que los ejercicios fueran más extendidos y recíprocos. 

Dentro del ejercicio y experimentando con los posibles encuentros y métodos de creación  dejé en algunos casos que ellos mismos escogieran con quien querían realizar las cartas, fuera por intuición o por una afinidad por conocerse previamente. Valentina Bautista y Luisa Roa, estudiantes de artes visuales y quienes llevan un proceso similar en la carrera, ambas en tesis trabajando el ensayo audiovisual como resultado final de esta, realizaron una correspondencia con el fin de buscar salidas al estancamiento creativo que vivían no sólo por la presión de la tesis, también por la crisis del encierro, que había alterado por completo su su rutina y sus planes con la producción de su película. En su video carta (Figura 2) desarrollaron un método para confluir, desde la ficción de su ventana, para verse en la distancia, imaginando así posibles encuentros fuera  y dentro de la pantalla en un mundo donde eso ya no era posible.  La video carta les permitió compartir experiencias en común dentro del encierro y jugar buscando estrategias que ayudaron también a procesos creativos individuales.  

***

 

A pesar de la escogencia o de la forma que se desarrolle esa primera carta, si es de común denominador encontrar en las correspondencias -ya sea desde el ejercicio de clase o en esos proyectos de cineastas profesionales- una dificultad inicial en la realización de esa primera misiva. Es usual escuchar o leer departe del primer interlocutor No sabía muy bien que decirte o  no sé muy bien por dónde empezar esta carta. Por ejemplo Víctor Erice al inicio de su carta a Abbas Kiarostami dice: “Querido amigo: Escribirte una carta no es fácil… He roto dos cartas anteriores”. Y así como existe esa dificultad en esa primera carta existe también una tensión en ambas partes por lo que sucederá con la respuesta. Aquel que manda la primera misiva debe aprender a esperar la respuesta, y es en esa espera, en el tiempo que pasa, en donde ocurre quizás eso que en la comunicación virtual nos quitó, la posibilidad de pensar una imagen lo suficiente, la construcción en el tiempo, la posibilidad de mandar un mensaje y no tener respuesta inmediata que poder debatir o controvertir al instante. Los ejercicios con correspondencia audiovisual entonces tienen la posibilidad de devolver el tiempo a la comunicación,  potenciando las imágenes y los sonidos.  

 

Este intercambiar y compartir se gesta también desde el afecto. No es casualidad que las cartas empiezan casi  siempre con un Querido o un querida, como si fuera un acto reflejo, este simple gesto hace pensar que se escribe con imágenes y sonidos desde la afección, se generan discursos desde el cariño, se edita desde el deseo de llegarle a un otro con el que se comparten experiencias o se anhelan compartirlas. El otro al recibir esa primera carta adquiere también una responsabilidad afectiva de reciprocidad y acá es cuando podemos empezar a pensar realmente en lo que significa la palabra compartir. 

 

La definición de compartir parte de la idea de dar (a una persona) parte de lo que tiene para que  lo pueda disfrutar conjuntamente con ella o de repartiste en conjunto algo que se parte para que cada parte tenga. Enrique Fibla en su texto hace un llamado para re evaluar y reapropiarse de esta idea de compartir, siendo vital una reapropiación de este concepto, evitando que, bajo la bandera de una supuesta libertad de conocimiento que ofrece internet, se conviertan en formas de poder  “la apropiación del intercambio como ritual social por parte de los grandes dominadores de las redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter y un largo etcétera es alarmante. Con la promesa de una utopía digital en donde todo puede ser intercambiado al instante (y por lo tanto también consumido), dichas empresas no hacen más que trasladar con extremo cinismo la lógica del capitalismo tardío (Jameson, 1990) al entorno virtual, con el agravante de que ahora es el propio individuo el que presta alegremente su existencia a la consumición bajo la bandera del compartir” (Fibla, 208. 2014) 

 

Estamos viviendo el tiempo de la imágenes instantáneas, de la facilidad en que una imagen es registrada con un comando o en algunos casos con un gesto delante de la cámara del celular, el tiempo donde esta imágenes que aparecen rápidamente, desaparecen al igual de rápido, veinticuatro horas de historias, imágenes que adquieren su valor y detrimento en un día, imágenes que se “comparten” y desaparecen.  Y si escribir una carta en esta época nuestra de correos electrónicos, Messenger, Skype y redes sociales es un gesto anacrónico, escribir un mensaje, introducirlo en una botella y lanzarlo después al mar es, directamente, una provocación; es casi un atentado contra las autopistas de la información. (Aranzubia, 2011. 48). Esas autopistas de información son precisamente esas vías de comunicación que nos imponen unas dinámicas de rapidez desmedida en las respuestas a las comunicaciones. Estos formatos defienden lo que podríamos denominar una política de la lentitud,  una idea que siempre me ha llamado la atención y que tiene que ver con contraponerse a las formas actuales de comunicación que perpetúan estándares “apropiados” de cómo relacionarnos. ¿Sería muy idealista pensar que formatos como las videocartas quizás no enseñen a conocer a otro mejor y lentamente? ¿Aprender a construir otro tipo de comunicaciones digitales desde el amor y la fraternidad? 

La idea de fraternidad artística dentro de las  video- cartas la expone también  Jordi Balló y la  retoma Lourdes Monterrubio al referirse a los Friends in cinema como llama Mekas a la relación epistolar que se da con  José Luis Guerin. La relación que se teje en las correspondencias se convierten en cruciales experiencias de transnacionalidad cinematográfica contemporánea (Monterrubio, 2018. 442). Lo que nos podría llevar pensar en una experiencia compartida entre personas de distintas nacionalidades, sexos, razas, clases sociales  y con acercamientos  distintos pero igualmente intensos al cine. 

Tanto en Video letters de Traslaviña o como en ejemplos del proceso  de cartas dentro del ejercicio de cartas, se puede dilucidar que el gesto de corresponder nos ofrece un espacio de resistencia al sustituir lógicas de pasividad y alienación por intercambio y comunidad. Cada correspondencia se convierte en un mapa de conexiones imaginadas (Fibla,2014. 218 )  con la capacidad de ensamblar las realidades de cada interlocutor ubicando los subjetivo en el lugar de lo común. 

POR UNA ESCRITURA DE LA URGENCIA 

 

Documentar y poetizar, poetizar y politizar, es entonces el poder de las cartas, se documenta una realidad próxima, pero la escritura a un otro permite que en la práctica se tejan puntos en común  sobre el contexto social, que si bien es local, puede expandirse a una conversación sobre cómo en cada territorio se viven situaciones y problemas similares. Un ejemplo de esta manera de documentar una realidad para un otro son las video cartas entre Juan Carlos Arias y Peter Musak del proyecto Video- letters. En estas misivas se pone en común la imagen de las protestas y la retórica de la violencia. 

 

Juan Carlos Arias inicia su primera misiva exponiendo imágenes de las protestas estudiantiles en Bogotá en octubre de 2018, él no tenía muy claro a quién iba dirigida la carta, ya que esa era la intención del proyecto como se había señalado previamente, lo que sí estaba claro era esa intención documental que lo llevó a preguntarse sobre la imágenes producidas en dichas protestas. Juan Carlos, al ser consciente de su dificultad como realizador al intentar registrar estos acontecimientos y  ante la inminente sobre-producción de vídeos de manifestaciones, tanto en los medios como en las redes sociales, se pregunta: ¿protestamos igual en todas partes del mundo o más bien producimos el mismo tipo de imágenes y representaciones de las protestas?. Estas inquietudes abren la correspondencias a un otro, que si bien es desconocido, se intuye que puede atravesar por un sensibilidad frente a estas imágenes. Buscando expandir el contexto y la reflexión, Juan Carlos usa los archivos de los Cinétracts, una serie de cortometrajes que dan cuenta de las protestas estudiantiles de mayo del 68 en París, realizados por cineastas como Jean Luc Godard, Chris Marker y Alain Resnais. La revisión de este material ayudaría a pensar en común cómo se podría, sesenta años después, registrar las protestas teniendo en cuenta que estas películas se usaban como herramienta revolucionaria, siendo catalizadores de otras imágenes masivas, en palabras de Juan Carlos, 

 

Estos cineastas no buscaban crear imágenes individuales y subjetivas de lo que vivían en las calles, sino de desaparecer como autores con el fin de dar herramientas a la masa para producir imágenes por sí misma

 

 Después de estas reflexiones vemos el gesto y la imagen que será quizás el impulsor de la correspondencia (figura 5), un acto performativo grabado a dos cámaras, una registra toda la puesta en escena y la otra la acción. Un estudiante que trabaja con Juan Carlos reproduce una imagen capturada de un estudiante encapuchado tirando una papa bomba, el gesto es la manifestación de la pregunta inicial de la carta y la conclusión final ¿qué significa hoy grabar cuando las imágenes son parte constitutivas de las protestas mismas? ¿qué significa hoy dar herramientas a las masas para la creación de imágenes y cuál sería entonces el rol del cineasta? Peter responde de una manera corta pero con un gesto contundente, el retoma la idea de cinétracts quizás dando a entender que la carta podría ser un manera de construir esas imágenes de los acontecimientos, las cartas como una forma sencilla, barata, para dejar entrever un accionar político dentro de lo cotidiano cuyo potencial político y poético tendría que ver con el trabajo en conjunto, con el diálogo y con el debate. Tal y como se planteaba en los panfletos y como la autora Paula Montero afirma en su investigación sobre los cinétracts: 

 

“¡Intentemos expresar a través de los cinétracts nuestros pensamientos y nuestras reacciones! ¿Para qué? Para: Oponerse, proponer, sorprender, informar, preguntar, afirmar, convencer, pensar, gritar, reír, denunciar, enseñar ¿Con qué? Una pared, una cámara, una lámpara iluminando la pared. Documentos, fotografías, periódicos, dibujos, carteles, libros, etc. Un rotulador, cinta adhesiva, pegamento, cinta métrica, un cronómetro…”. En este sentido los cinétracts son uno de los primeros ejemplos de lo que se puede denominar escritura de la urgencia, del estallido de la realidad y de la necesidad del arte de reconfigurar sus modos y herramientas para su denuncia. (“Cinedivergente”)

POR UNA ESCRITURA DE LA URGENCIA 

 

Documentar y poetizar, poetizar y politizar, es entonces el poder de las cartas, se documenta una realidad próxima, pero la escritura a un otro permite que en la práctica se tejan puntos en común  sobre el contexto social, que si bien es local, puede expandirse a una conversación sobre cómo en cada territorio se viven situaciones y problemas similares. Un ejemplo de esta manera de documentar una realidad para un otro son las video cartas entre Juan Carlos Arias y Peter Musak del proyecto Video- letters. En estas misivas se pone en común la imagen de las protestas y la retórica de la violencia. 

 

Juan Carlos Arias inicia su primera misiva exponiendo imágenes de las protestas estudiantiles en Bogotá en octubre de 2018, él no tenía muy claro a quién iba dirigida la carta, ya que esa era la intención del proyecto como se había señalado previamente, lo que sí estaba claro era esa intención documental que lo llevó a preguntarse sobre la imágenes producidas en dichas protestas. Juan Carlos, al ser consciente de su dificultad como realizador al intentar registrar estos acontecimientos y  ante la inminente sobre-producción de vídeos de manifestaciones, tanto en los medios como en las redes sociales, se pregunta: ¿protestamos igual en todas partes del mundo o más bien producimos el mismo tipo de imágenes y representaciones de las protestas?. Estas inquietudes abren la correspondencias a un otro, que si bien es desconocido, se intuye que puede atravesar por un sensibilidad frente a estas imágenes. Buscando expandir el contexto y la reflexión, Juan Carlos usa los archivos de los Cinétracts, una serie de cortometrajes que dan cuenta de las protestas estudiantiles de mayo del 68 en París, realizados por cineastas como Jean Luc Godard, Chris Marker y Alain Resnais. La revisión de este material ayudaría a pensar en común cómo se podría, sesenta años después, registrar las protestas teniendo en cuenta que estas películas se usaban como herramienta revolucionaria, siendo catalizadores de otras imágenes masivas, en palabras de Juan Carlos, 

 

Estos cineastas no buscaban crear imágenes individuales y subjetivas de lo que vivían en las calles, sino de desaparecer como autores con el fin de dar herramientas a la masa para producir imágenes por sí misma

 

 Después de estas reflexiones vemos el gesto y la imagen que será quizás el impulsor de la correspondencia (figura 5), un acto performativo grabado a dos cámaras, una registra toda la puesta en escena y la otra la acción. Un estudiante que trabaja con Juan Carlos reproduce una imagen capturada de un estudiante encapuchado tirando una papa bomba, el gesto es la manifestación de la pregunta inicial de la carta y la conclusión final ¿qué significa hoy grabar cuando las imágenes son parte constitutivas de las protestas mismas? ¿qué significa hoy dar herramientas a las masas para la creación de imágenes y cuál sería entonces el rol del cineasta? Peter responde de una manera corta pero con un gesto contundente, el retoma la idea de cinétracts quizás dando a entender que la carta podría ser un manera de construir esas imágenes de los acontecimientos, las cartas como una forma sencilla, barata, para dejar entrever un accionar político dentro de lo cotidiano cuyo potencial político y poético tendría que ver con el trabajo en conjunto, con el diálogo y con el debate. Tal y como se planteaba en los panfletos y como la autora Paula Montero afirma en su investigación sobre los cinétracts: 

 

“¡Intentemos expresar a través de los cinétracts nuestros pensamientos y nuestras reacciones! ¿Para qué? Para: Oponerse, proponer, sorprender, informar, preguntar, afirmar, convencer, pensar, gritar, reír, denunciar, enseñar ¿Con qué? Una pared, una cámara, una lámpara iluminando la pared. Documentos, fotografías, periódicos, dibujos, carteles, libros, etc. Un rotulador, cinta adhesiva, pegamento, cinta métrica, un cronómetro…”. En este sentido los cinétracts son uno de los primeros ejemplos de lo que se puede denominar escritura de la urgencia, del estallido de la realidad y de la necesidad del arte de reconfigurar sus modos y herramientas para su denuncia. (“Cinedivergente”)

En esa medida la carta opera como una escritura de la urgencia,  lo urgente es preguntarse por el rol como cineasta frente a  un mundo rodeado de imágenes violentas, estereotipadas y repetitivas, la comunicación epistolar permitiría entonces crear estos nuevos cinétracts compartidos, así las videocartas quentre Juan Carlos y Peter cumplirian con el modelo de este formato por lo menos en términos de duración e intención, usando el performance, la entrevista, los objetos, el juego, el sonido de archivo, la recreación de imágenes fotográficas de medios, entre otras formas de construcción que no apelan al registro directo de la realidad. Es desde los gestos del otro que se puede tejer un diálogo político y contundente sobre la problemática de esa imagen en los dos contextos.  En otro ejemplo de esta conjunción Juan Carlos toma la imagen del arma de juguete que Peter le manda en la primera respuesta, la imprime y busca un interlocutor que pueda contarte sobre la diferencia entre las armas de juguete y las armas reales. Al final de la  video carta se observan varias armas de juguete (Figura 6) y algunos materiales de archivo de noticias de personas que robaron con un arma, un debate entre el juego y la realidad en el contexto de la violencia. 

Didi Huberman expone en Pueblos expuestos, pueblos figurantes al hablar  de la exposición de los pueblos, en especial de las masas, cuando el cuerpo social manifiesta su poderío, tomando figura, tomando imagen, tomando palabra al referirse específicamente al texto de Jules Michelet llamado pueblo y a cómo éste manifestaba su frustración sintiendo que en su texto no había podido ser capaz de devolver la palabra al pueblo¿qué habría sido posible hacer, frente a este dificultad del lenguaje? ¿eran posibles dos formas de compromiso estilístico, no excluyentes una de otra? (Huberman 2014, 71) Esta pregunta, ¿cómo darle imagen al pueblo? ¿cómo devolvérsela? es la pregunta constante en las misivas. Huberman subraya algo clave para entender, quizás, como en la práctica documental y poética se puede encontrar la forma de librar esta batalla: 

 

La primera es la actitud documental que consistirá en citar, hacer resonar “la palabra obrera”...la segunda actitud es lírica que consiste en inventar un poética del pueblo: es la opción adoptada por Víctor Hugo, cuya fuerza habría de consistir no simplemente portizas la política, sino, a decir verdad, en politizar su poesía. (Huberman 2014, 119)

 

Citar e inventar, documentar e imaginar, acá reside el diálogo y la correspondencia y en sí mismo  las potencia de las video cartas, poder imaginar lo común. La posibilidad de politizar la poesía en colaboración con el otro, a pesar de las distancias, de las barreras idiomáticas, de las diferencias en los contextos sociales y políticos. Servirse entonces de ese registro poético de la realidad para, a modo de correspondencia, volver lo subjetivo una fuerza colaborativa. 

LO ÍNTIMO SE EXPONE 

Las video cartas son formas de enunciación que nacen de un interés de compartir con un otro algo íntimo, sin embargo esto no se queda en un intercambio meramente privado, hay una conciencia tácita, que hay un espectador de esta intimidad. Este interés por publicar correspondencia se puede rastrear la epístola literaria, que al ser expuesta para un público,  permitiría abrir esa primera presentación cerrada, encerrada, resguardada, que en un principio tiene la carta, es decir, recluida en un sobre sellado. Con el libro y la edición desaparece materialmente en el ámbito de la carta literaria; sin embargo, el libro, como objeto, implica cierta apertura y disponibilidad para ser cortejado por destinatarios ajenos; de hecho, en el ámbito literario la carta adquiere potencialmente una capacidad de expresar desde lo individual contenidos de interés general (Krasniqi, 2016. 35), en el caso de las correspondencias fílmicas es algo similar, con la diferencia que hay otras formas, digitales, expositivas y museísticas para abrir lo que en un principio parece cerrado,  en algunos casos basta con darle play para abrir la correspondencia. 

 

La historia del género epistolar nos ha demostrado repetidas veces que las cartas, aunque explícitamente van dirigidas a un único destinatario, implícitamente suelen ir dirigidas también a un hipotético público más amplio (Aranzubia, 2011. 47) las cartas aspiran a ser leídas no solo por aquel cuyo nombre resalta en el encabezado, ni por aquel que es anunciado en voz con un tan usual querido o querida. Están construidas para unos otros, la correspondencia es la mediación para que se abran las ideas, para que se abra lo íntimo, que no por ser íntimo debe quedarse en el mundo de lo privado, que no por ser íntimo tendría limitante para llegar a lo universal. 

 

Vimos en varios casos, sobre todos en los proyectos donde el interlocutor se encontraba en un contexto completamente diferente al de su emisor, que lo subjetivo se abría a los confines de lo universal y que justamente acá existía una de las grandes potencias de las video cartas. Pero también en lo más íntimo, en los más privado se pueden encontrar afinidades sensibles que permiten que la correspondencia apele a quienes decidan destapar la intimidad de los otros. Para ejemplificar esto usaré el trabajo de Natalia Martínez y Mariana Muñoz, dos estudiantes de vídeo ensayo quienes, gracias a un intermediario que las conocía ambas y quien sabía que podrían confluir por temas relacionados con su vida familiar decidieron desarrollar una video carta en conjunto. 

 

Las cartas las inicia Mariana hablando de los espacios que habitaba su madre que murió un tiempo atrás debido a un cáncer, la cámara recorre los espacios y la voz expone la ausencia del cuerpo de su madre. Natalia al encontrar que en la carta de su corresponsal existe una gran sensibilidad respecto a la vivencia subjetiva de la muerte de su madre, inicia la correspondencia con la imagen de una nube, narrando con su voz como a pesar de no haber vivido algo semejante como la muerte de su madre, si logra, identificarse con aquellos invisibilizados que lloran, como ella misma lo dice, su abuela ha pasado por un cáncer y es en ese punto, en la experiencia privada, donde se conectan y pueden iniciar un diálogo profundo acerca de la ausencia, la enfermedad, la muerte y la imagen de quien no está. 

 

Durante el desarrollo de toda la correspondencia la voz y la imagen de ambas se van entrelazando, existen réplicas en la imágenes, buscando incansablemente exteriorizar el problema de la enfermedad y la muerte, el cuerpo que se va y el cuerpo que lucha. Mariana busca aquellas imágenes de quien no está y como no las encuentra, o encuentra pocas, las busca en las imágenes de su interlocutora imágenes que  empiezan a compartir. Natalia, por su parte,  busca incansablemente perpetuar la imagen de su abuela y en ese proceso aparece una toma que en ambas correspondencias se repite,  la mano sobre la pared (figura 7) que aparece como un recurso de las autoras por perpetuar el recuerdo en el cuerpo, por comprender la ausencia desde una pequeña acción  performática. 

 

Otra forma de construcción vital de esta carta es la voz en off. Es la voz la que nos va llevando por las experiencias, reflexiones y sucesos que ambas atraviesan. Como acción final en estas correspondencias  y como un gesto delicado y empático, la abuela de Natalia aparece hablandole directamente a Mariana Gracias por su abracito y yo también le mandó uno de vuelta, le dice, y es así, con la voz, que las cartas permiten una conexión directa y estable en el tiempo. Es quizás con la voz que realmente se abrazan y se acompañan a la distancia, la voz como cuerpo y la imagen como forma de lo que no está o de lo que se teme dejar ir.  

 

***

 

Dentro de varias las propuestas de video cartas analizadas en este artículo la voz en off opera de múltiples maneras pero quizás es desde el texto enunciado que quien ve, que no es el destinatario, que se puede entrar directamente en lo textual de la comunicación. La voz parece ser la forma de poder volver lo privado o íntimo un sistema de reflexiones más directo. Pero acá no es una voz única, existe necesariamente lo polifónico, esas voces, en varios casos van cambiando y adaptando dependendiendo del otro, de su respuesta y de su forma de enunciación, cambian a medida de que la correspondencia avanza, indicando cómo la subjetividad se va transformando, implicando un desplazamiento del yo a través de un diálogo con el otro.

Esta forma de la voz puede rastrearse desde los inicios de la correspondencia filmadas como es el caso Video letter de Shuji Terayama y Shuntaro Tanikawa, realizada en 1982 donde exponen su mirada frente al mundo hablando de la identidad,  y es la justo la voz,  la que teje los materiales y le da cierta particularidad a este primer experimento de correspondencia. La carta se construye entonces, en gran medida, desde un juego de voces off y voces in entre ambos, así parecen indiscernibles la una de la otra (Monterrubio,2018. 443),  siendo la voz una forma de conexión tan potente como las imágenes. La correspondencia de Shûji Terayama y Shuntarô Tanikawa se mantiene por un periodo de casi dos años y finaliza cuando Terayama muere. Es Tanikama quien termina el montaje del material construido por ambos, desde el intercambio de escritos, textos, fotos e impresiones sobre el mundo. 

POSDATA A MODO DE CONCLUSIÓN 

 

Todas las cartas tienen un inicio, un primer impulso que si se tiene suerte será respondido. Todas las cartas son cartas de amor, donde el afecto, el cariño y la amistad, hasta el compromiso se vuelven cruciales para la continuidad de la correspondencia. Lo epistolar, por lo tanto, podría nunca llegar a su fin, queda en pausa en algunos casos, o hasta la muerte de alguno de los corresponsales como en el caso de Terayama y Tanikama. Sin embargo, queda claro que  la correspondencia puede quedar abierta. 

 

Estos proyectos colectivos reivindican otras formas de hacer cine en comunidad, sin necesidad de aparatos complejos, así pensar el cine como una forma de creación colectiva que no necesariamente tenga que ver con grupos de trabajos establecidos por roles, sino con la premisa, simple y contundente, de compartir

bottom of page